Llegó el día

Avatar de Andrea Valdez

Abrí los ojos y ahí estaba él, a mi lado, con la mirada preocupada y llena de tristeza, con un aire de incertidumbre a su al rededor. Yo estaba cansada, con ganas de hacer nada, solo quería acostarme y ver el día pasar. Qué hermoso día fue aquel, soleado, con el cielo despejado, pero con un toque de melancolía. En un intento por animarme me llevó con mi mejor amigo. Si yo fuera la de siempre hubiera estado vuelta loca, jugando, sonriendo y saltando por doquier. Sin embargo llegué, saludé a la familia en un intento de decirles con la mirada que todo estaba bien y que no pasaba nada, que solo me sentía cansada y que durmiendo un rato se me pasaría. No dejaban de verme. Yo quería gritar y decir que todo estaba bien. No dejaban de llorar. Yo quería ir a abrazarlos y decirles que todo estaba bien. No dejaban de gritar enojados por el celular. Yo quería levantarme y decirles que todo estaba bien. Pero dentro de mí, sabía que nada estaba bien.

Regresamos juntos a la casa. Nos dormimos abrazados y el calor de su cuerpo reconfortó mis dolores escondidos en el silencio. Nunca lloré. El día estaba por terminar y se acercaba la hora de dormir. Yo sabía que esa sería la última vez, pero no sabía cómo decírcelo a él, así que decidí con mi último esfuerzo y aliento hacerle pasar tan si quiera unos diez minutos de alegría, que al menos durmiera tranquilo. Me animé, comí, bebí, lo besé, me despedí y me fuí a mi lugar de siempre. Llegó la noche y con ella un gélido silencio. Lo ví una última vez por la ventana, dormía sollozando. Me partió el alma verlo en ese estado, así que subí al lugar más alejado de la casa, donde solía estar acostada como un gato (o almenos eso él decía), donde pasé bellas tardes viendo la vida pasar por el tejaban. Me eché y me acomodé con una actitud campante, con una semblanza regia, como la princesa que sabía que era, para que, cuando me encontrará, supiera que me fui de la misma forma en la que llegué a este mundo: feliz de verlo sonreír.

En memoria de Ary.

Ary en el Cañón de San Lorenzo
Ary y Adrián
Última foto de Ary

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